El amor es un perro del infierno

Es una fotografía de las carencias de la vida, de las insatisfacciones humanas, desde varias perspectivas. Los personajes, con un lenguaje descarnado y directo nos muestran el porqué de su actuación. Asistimos a un desfile de espectros y en la medida que nos adentramos en su mundo dantesco, vemos el transito inevitable a la posible expiación de sus pecados.

Juego de personalidades, donde nada es lo que parece ser. Cada personaje defiende el espacio que le corresponde detrás de su antifaz de dolor, como si la vida no le perteneciera por momentos y nos dejasen entrever sus posibles conceptos de una sociedad decadente y con valores carcomidos por el odio.    

Cualquiera de los personajes pudiera ser el héroe, en esta novela poco convencional, en la que luchan con igual fuerza el amor y el desamor. Carmen, Lesbia, Beatriz, Dylan (no Thomas), Brashlitz, buscan a toda costa, reconocerse y ser descubiertos por los demás, sacrificando todo a su paso. Es el drama de su existencia, lo que nos conduce a una muerte inevitable. A la expiación de sus culpas desde la primera persona narrativa, para dejarnos ver con sus propios ojos, que la vida no es fácil de ninguna manera posible.

Prostitutas, políticos corruptos y lesbianas, conforman un cuadro individual, que a la vez se entrecruzan en una sola historia.          

                

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